La consecución de los antedichos objetivos se rige por unos principios
generales que son los siguientes:
- Principio de normalización: El genero de vida de los/as residentes
se deberá ajustar lo más posible, a la conducta y pautas de comportamiento
consideradas como normales para el resto de la ciudadanía
- Principio de autonomía: En el ámbito de la vida cotidiana de los/as
residentes se deberá fomentar al máximo posible su autonomía personal
de tal forma que no se le prestará más asistencia tutelar que la estrictamente
exigida por su grado de dependencia física o psíquica
- Principio de participación: El Servicio Social Residencial potenciará
al máximo posible la participación de las personas residentes en las
actividades y en el funcionamiento general del mismo
- Principio de integración: En el ámbito de la vida familiar, social, política
y cultural de las personas residentes, se tenderá al mantenimiento de las
mismas en el entorno comunitario habitual
- Principio de globalidad: La atención que se prestará a cada residente
será integral, es decir, se tenderá a la consecución de un modo global de
la salud y bienestar, que abarcará, debidamente coordinados entre sí, los
aspectos sanitarios, sociales, psicológicos, ambientales, convivenciales,
culturales y otros análogos
- Principios de profesionalización: Sin perjuicio de la labor del
voluntariado social, al que se le reconoce su valor complementario, tanto
los/as responsables de los servicios sociales residenciales como el resto
del personal deberán tener la cualificación técnica correspondiente a su
nivel profesional
- Principio de atención personalizada: Se prestará una atención
personalizada adaptada a las necesidades de cada residente